sábado, 22 de agosto de 2009

refranes y dichos


Refranes y Dichos


A los amigos se les conoce en la desgracia.
A muertos y a idos, pocos amigos.
Al amigo con su vicio.
Al caballo y al amigo no hay que apurarlos porque se cansan. (El Salvador)
Al tiempo del higo, no hay amigo.
Amigo en la adversidad, amigo en la realidad. (México)
Amigo por amigo, el buen pan y el buen vino.
Clérigo, fraile y judio, no le tengas por amigo.
Con el amigo bueno hasta la sepultura.
Cuídate del amigo que fue antes enemigo.
El abrazo de un verdadero amigo no tiene precio.
El amigo de dios es enemigo de los curas. (Alemán)
El amigo es un hermano en tiempo de angustia. (Biblia)
El hombre se ha hecho para tener un amigo.
El mejor espejo es el ojo del amigo. (Inglés)
El peor testigo, el que fue tu amigo.
En cárcel y hospital, verás al amigo leal.
En chica cama y largo camino se conoce al buen amigo.
En gran peligro es mejor el hermano que el amigo.
La amistad es amistad, pero el queso es dinero. (Búlgaro)
La amistad es lo mismo que el amor, pero sin olas. (Francés)
La amistad es miel, pero no te la comas.
La cama y la cárcel son pruebas de amigos
La prosperidad hace amigos, la adversidad los prueba.
La vida sin amigos, muerte sin testigos.
Quien busca amigos sin defectos, queda sin amigos
Quien da consejo no pedido, se arriesga a perder el consejo y el amigo.
Quien tiene dinero, tiene compañeros.
Sobre dinero no hay compañero.

El valor de la amistad


EL VALOR DE LA AMISTAD




Es propio de la amistad dar al amigo lo mejor que se posee.
La amistad con el Señor, que nace y se acrecienta en la oración y en la digna recepción de los sacramentos, nos hace entender mejor el significado de la amistad humana, que la Sagrada Escritura califica como un tesoro: "Un amigo fiel - dice el Eclesiástico - es poderoso protector, el que lo encuentra halla un tesoro. Nada vale tanto como un amigo fiel, su precio es incalculable".
El trato diario y la amistad con Jesucristo nos llevan a una actitud abierta, comprensiva, que aumenta la capacidad de tener amigos



Amistad verdadera El trato diario y la amistad con Jesucristo nos llevan a una actitud abierta, comprensiva, que aumenta la capacidad de tener amigos. La oración afina el alma y la hace especialmente apta para comprender a los demás, aumenta la generosidad, el optimismo, la cordialidad en la convivencia, la gratitud… virtudes que facilitan al cristiano el camino de la amistad.




La amistad verdadera es desinteresada, pues más consiste en dar que en recibir; no busca el provecho propio, sino el del amigo. El amigo verdadero no puede tener, para su amigo, dos caras: la amistad, si ha de ser leal y sincera, exige renuncias, rectitud, intercambio de favores, de servicios nobles y lícitos. El amigo es fuerte y sincero en la medida en que, de acuerdo con la prudencia sobrenatural, piensa generosamente en los demás, con personal sacrificio. Del amigo se espera la correspondencia al clima de confianza, que se establece con la verdadera amistad; se espera el reconocimiento de lo que somos y, cuando sea necesaria, también la defensa clara y sin paliativos.




Para que haya verdadera amistad es necesario que exista correspondencia, es preciso que el afecto y la benevolencia sean mutuos, si es verdadera, la amistad tiende siempre a hacerse más fuerte: no se deja corromper por la envidia, no se enfría por las sospechas, crece en la dificultad. Entonces se comparten con naturalidad las alegrías y las penas.



La amistad es un bien humano y, a su vez, ocasión para desarrollar muchas virtudes humanas, porque crea una armonía de sentimientos y gustos que prescinde del amor de los sentidos, pero, en cambio, desarrolla hasta grados muy elevados, e incluso hasta el heroísmo, la dedicación del amigo al amigo: "Creemos - enseñaba Pablo VI - que los encuentros (…) dan ocasión a almas nobles y virtuosas para gozar de esta relación humana y cristiana que se llama amistad. Lo cual supone y desarrolla la generosidad, el desinterés, la simpatía, la solidaridad y; especialmente, la posibilidad de mutos sacrificios".



El buen amigo no abandona en las dificultades, no traiciona; nunca habla mal del amigo, ni permite que, ausente sea criticado, porque sale en su defensa. Amistad es sinceridad, confianza, compartir penas y alegrías, animar, consolar, ayudar con el ejemplo.
Es propio de la amistad dar al amigo lo mejor que se posee. Nuestro más alto valor, sin comparación posible, es el haber encontrado a Cristo. No tendríamos verdadera amistad si no comunicáramos el inmenso don de nuestra fe cristiana. Nuestros amigos deben encontrar en nosotros, los cristianos que quieren seguir de cerca de Jesús, apoyo y fortaleza y un sentido sobrenatural para su vida.



La amistad en la vida cristiana.
La amistad nos lleva a iniciar a nuestros amigos en una verdadera vida cristiana si están lejos de la Iglesia, o a que reemprendan el camino que un mal día abandonaron, si dejaron de practicar la fe que recibieron. Con paciencia y constancia, sin prisa, sin pausa, se irán acercando al Señor, que les espera.



En ocasiones podremos hacer junto con ellos un rato de oración, una obra de misericordia visitando a un enfermo o a una persona necesitada, les pediremos que nos acompañen a hacer una visita a Jesús Sacramentado… cuando sea oportuno les hablaremos del sacramento de la misericordia divina: la Confesión, y les ayudaremos a prepararse para recibirlo.



La amistad todo lo puede con la ayuda de la gracia: ayuda que debemos implorar al Señor con oración y mortificación. El Señor desea que tengamos muchos amigos porque es infinito su amor por los hombres y nuestra amistad es un instrumento para llegar a ellos.